Y los días siguen pasando, lentos pero constantes, al igual que la manecilla de mi reloj. Una hora, un día. Y tus pasos cada vez más rápidos, afanosos de alejarse de mi.
Todos aquellos momentos. Caricias. Besos a carcajadas. ¿Dónde están?. No me digas que los has olvidado ya. No. No puedes, qué digo, no deberías.
Aún así, mis pasos siguen tu ritmo agobiado, porque aunque intentes olvidar todo lo vivido, todo aquello que ambos seguimos sintiendo, prevalecerá mi deseo por ser tuya eternamente.
Ah! y no me llames cursi.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Diferentes personas, diferentes secretos, diferentes opiniones. Déjame conocer tus suspiros...